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Mis comienzos en el terreno fotográfico se remontan a primeros de los años 70 con la visita de un familiar que estudiaba fotografía y hacia la mili en Melilla, mi ciudad natal.
Tomé prestada una Voigtlander Vitoret de mi hermano mayor y me sumergí en el mundo mágico de la fotografía y del laboratorio, alquilando entre varios amigos aficionado a la fotografía una pequeña casa en la que montamos un precario, pero que muy precario laboratorio en el que pasábamos muchísimas horas.
Actualmente, como fotógrafo, soy bastante ecléctico, me gusta beber en todas las fuentes y la fotografía va siempre en mi cabeza y en mi mirada... aunque no lleve cámara alguna.
Toda esta época estuvo influida por la música de los ́70, rock y blues sonaban sin cesar en los casetes. Debo reconocer que sigue siendo la música que mas escucho, junto con el jazz, que lo fui incorporando a través de los años.
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